sin rastros de humanidad

Al igual que la anterior entrada fue para honrar en cierta manera la memoria de una persona que murió consumida por un acto que cometió, una de las mayores atrocidades de la historia, esta entrada me sirve para, tristemente, reconocer que cada vez existen menos de esos rastros de humanidad en la raza "humana".

Theodore Van Kirk, que así se llama este engendro, tiene 89 años y es el último tripulante que se mantiene con vida del grupo de 11 personas que pilotaron el Enola Gay aquel día.

Debido a una entrevista que le hicieron por el 65 aniversario de este "acontecimiento", soltó algunas perlas, pero lo más sangrante y lo que hace perder totalmente la fé en la raza humana es que afirmó que sin duda volvería a la lanzar la bomba atómica sobre aquellas personas.

"Cada vez que uno de mis compañeros miembros de la tripulación murió, fue un shock, y más con el último", dijo y añadió: "No es sólo que yo soy ahora el último superviviente. Es el choque de envejecer. El hecho es que todos estamos envejeciendo y el morir es lo que me inquieta", afirmó.

Actualmente, su mayor preocupación pasa -según admitió- por saber justamente eso, que es el último tripulante con vida.

Quién sabe si esa preocupación suya por sobrevivir a la muerte de todo ser viviente es el resultado de algún trauma insconciente por haber segado tantas vidas inocentes y permanecer orgulloso de ello.

Para este hombre y su "noble acto", sólo necesito una imagen.

Para el que no conozca la continuación de la frase, dice así:

Si no puedes deslumbrar con brillanteces al menos desconcierta con gilipolleces

Puede que este blog no te deslumbre, pero... al menos habrás pasado un rato pensando hasta darte cuenta de lo que realmente soy