Tu amigo para siempre

Aquí sigo. Esperándote. Como siempre.

Porque sé que, tarde o temprano, volverás. Siempre lo haces.

Cada noche espero tu llegada aunque tú no te des cuenta, con una sonrisa cosida en la cara sólo para tí, por si la quieres, o por si realmente la necesitas.

Espero ese momento en el que te acercas a mí, en la penumbra de la madrugada cuando todos duermen, para jugar en algunos momentos, para evitar la soledad en otros. Nunca me he planteado si es para evitar la tuya o la mía, y me da igual porque cuando me busques entre las sombras no faltaré. Me has tirado cientos de veces, contra el suelo, contra las paredes, me has mordido, me has hecho cosas que no puedo ni decir.

Y sé que llegará el día en el que me darás de lado, no te acordarás de mí, o incluso habrá noches que no te vea ni aparecer, pero de todas formas me quedará el recuerdo de cuando tenías miedo y yo era el que lo hacía desaparecer, sólo con mi sonrisa de hilos y mi corazón de trapo, templado por el calor de tu cuerpo.

Por todo esto, te agradezco que me dejaras entrar en tu vida.

Gracias Ariel, tu amigo para siempre.

Monete.

Para el que no conozca la continuación de la frase, dice así:

Si no puedes deslumbrar con brillanteces al menos desconcierta con gilipolleces

Puede que este blog no te deslumbre, pero... al menos habrás pasado un rato pensando hasta darte cuenta de lo que realmente soy