Hasta aquí llegó. Tenía que ser especial hasta el ultimo momento.
Decidió aguantar hasta el 11 del 12 del 13. Una fecha ascendente que la
ha hecho llegar a lo más alto, hasta el cielo, donde desde ahora tendrán
la fortuna de tener que soportar ese cariño empalagoso, esa ternura sin
limite, esa bondad que desprendía sobre cualquiera que quisiera
acercarse a ella, fuera conocido o desconocido.
Llegó a nosotros
por un fallo, por una simple mancha en la frente que la hacía no ser
apta para la cría de su raza, pero que terminó determinando su vida.
Leela se llamó por ese gran punto blanco redondo en su frente, al igual
que la cíclope de Futurama.
Cordobesa, y como alguien me dijo una vez
"de los pies a la cabeza, con mucha gracia y poca vergüenza" ( todo
esto con acento cordobés).
Un animal que me enseñó que se puede
ser lo más "mala sombra" del mundo siendo a la vez el ser más cálido y
entrañable que haya tenido la suerte de conocer. De esencia sencilla,
que no simple, quizás por eso la he admirado desde que llegó. El encanto
de la sencillez, del que tanto me he cuidado siempre en mantener, ella
lo desprendía sin proponérselo.
Desde entonces hemos compartido
muchas cosas, momentos de complicidad que nadie ha llegado a entender.
Mi eterna compañera en en aquellas interminables noches en vela, siempre
he podido contar con su presencia, con sus pequeños pasos detrás de mi
en la oscuridad de la noche, con la única intención de no estar sola, de
que yo tampoco lo estuviera.
Desde hoy la lluvia no será lo mismo sin ella.
Finalmente
hemos sabido lo que la ha hecho irse apagando. Un tumor, un maldito
tumor, cobarde como alguien que le hace lo más rastrero a quien menos se
lo merece, injusto, y que se ha escondido hasta que simplemente no
quedaba más que buscar la causa al menos "para saber".
He leído
cientos de veces en facebook esa frase recurrente que suelen poner donde
dice "hasta que no hayas amado a un animal, una parte de tu alma
permanecerá dormida". Lo que no dicen después, es que cuando te falte el
resto de tu alma se perderá con ella.
Ella tenía su propia
canción que la definía perfectamente. Una canción dulce como ella, que
te hace sonreír porque te hace ver lo que se te venía encima, un
torbellino de alegría que venía a por tí, y otra vez, y otra vez,There
she goes...