Recuerdos de la infancia: Mikasa FT-5


Para quien haya jugado al fútbol desde pequeño, esto le resultará conocido.

Siempre había que estar dependiendo del que se bajara el balón y, a veces, tenías que jugar con esas pelotas de goma de los "veinte duros" azules o rojas, que eran casi como el jabulani con el viento.

Hasta que mi padre me regaló un balón. Nada más y nada menos que un Mikasa FT-5.

Yo por aquel entonces no sabía qué era aquello, pero poco tardaría en aprender que, como toda una generación, sería un balón que me marcaría ( literal y no tan literalmente).

Era un balón que pesaba aproximadamente tres veces más que cualquier cosa que hubieras cogido antes y no era agradable al tacto, era casi como papel de lija. Tanto, que años después de jugar con él contra una pared de piedra aún mantenía todos sus dibujos.

Si se mojaba pesaba más que todos tus amigos juntos y siempre que ibas a tirar tenías que girar el pie para no darle con la misma zona con la que le habías dado antes porque te la había dejado dormida, enrojecida y palpitando.

Pero lo mejor era cuando había que darle de cabeza, cuando venía hacía tí veías venir una estampida de bufalos cabreados, en ese momento empezabas a sudar y sabías que te dolería como si te hubieran atropellado, pero no podías apartarte para que no te llamaran cobarde... si sobrevivías.

Al acordarme lo he buscado por internet y me he dado cuenta que hay muuucha gente que guarda esos mismos recuerdos. Estos son algunos de los comentarios que he encontrado en las webs donde los venden ¡porque todavía lo venden!


Quien no ha jugado al futbol en campo de tierra, lloviera o hiciera sol, con "La Roca", el Mikasa ft5???.


Balón tosco al toque, pesado a mas no poder y duro como una piedra. Uno se echaba a temblar cuando este venia por los aires de un saque de puerta y tocaba pelearlo.


capaz de calentar a cualquiera en esos pertidos que se juegan allá por mes de enero.


Esque, en el recreo, se median los cojones de la gente cuando se jugaba al balonazo con el mikasa. Ahi si que habia que ser un valiente


Las Gheisas y travestis consiguen los denominados “pies flor de loto” a base de pegarle punterazos a los monolitos esos.


Y lo mejor lo dejo para el final. Un artículo de coña que condensa todas esas sensaciones que teníamos de "nuestro" balón.

El Ejército de EEUU utilizará balones Mikasa FT-5 como armamento


Y yo que nunca le habia hecho mucho caso cuando mi padre decía "¡lo de mi época sí eran balones y no lo que hay ahora!"...

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sin rastros de humanidad

Al igual que la anterior entrada fue para honrar en cierta manera la memoria de una persona que murió consumida por un acto que cometió, una de las mayores atrocidades de la historia, esta entrada me sirve para, tristemente, reconocer que cada vez existen menos de esos rastros de humanidad en la raza "humana".

Theodore Van Kirk, que así se llama este engendro, tiene 89 años y es el último tripulante que se mantiene con vida del grupo de 11 personas que pilotaron el Enola Gay aquel día.

Debido a una entrevista que le hicieron por el 65 aniversario de este "acontecimiento", soltó algunas perlas, pero lo más sangrante y lo que hace perder totalmente la fé en la raza humana es que afirmó que sin duda volvería a la lanzar la bomba atómica sobre aquellas personas.

"Cada vez que uno de mis compañeros miembros de la tripulación murió, fue un shock, y más con el último", dijo y añadió: "No es sólo que yo soy ahora el último superviviente. Es el choque de envejecer. El hecho es que todos estamos envejeciendo y el morir es lo que me inquieta", afirmó.

Actualmente, su mayor preocupación pasa -según admitió- por saber justamente eso, que es el último tripulante con vida.

Quién sabe si esa preocupación suya por sobrevivir a la muerte de todo ser viviente es el resultado de algún trauma insconciente por haber segado tantas vidas inocentes y permanecer orgulloso de ello.

Para este hombre y su "noble acto", sólo necesito una imagen.

Rastros de humanidad

Claude R. Eatherly, ese es el nombre de un soldado que llevaría a cabo una de las mayores y más crueles venganzas de la historia de la humanidad.

Ese soldado era comandante de las fuerzas aéreas americanas, piloto encargado de seleccionar el blanco el 6 de Agosto de 1945 y lo más terrible, el encargado de dar la orden para dejar caer la bomba atómica sobre Hiroshima.

En el mismo momento en el que vio el hongo de la bomba atómica se dio cuenta de lo que había hecho. Acababa de condenar a miles de personas, inocentes y con suerte, a una muerte dolorosa e injustificada y, a los miles de heridos que tuvieron menos suerte, a contemplar como ardía su piel, como se consumían sus extremidades hasta aparecer el hueso y quedaban retorciéndose de sufrimiento deseando haber estado más cerca de la explosión y así haber acabado antes.

Una vez acabada la guerra y de vuelta a su país, rechazó homenajes e intentó por todos los medios enviar cheques a Japón y cartas de disculpa, pero todas eran intereceptadas y devueltas por el gobierno y acabó repudiado por sus "valientes" compañeros que consideraban justo lo que habían hecho en Hiroshima.

Tras algún que otro intento de suicio, el final de sus días los acabó encerrado en un psiquiátrico sin haber obtenido el consuelo de que lo considerasen oficialmente culpable de aquello que tan claramente vio en el mismo instante en que sucedió, atormentado por haber destrozado doscientas mil vidas humanas y parecer que era el único al que le importaba.

Aunque acabara con él, al menos murió ahogado por su propia humanidad.

He recordado esta historia al ver este corto.


L'autre _ the movie from Tanya Aydostian on Vimeo.

Para el que no conozca la continuación de la frase, dice así:

Si no puedes deslumbrar con brillanteces al menos desconcierta con gilipolleces

Puede que este blog no te deslumbre, pero... al menos habrás pasado un rato pensando hasta darte cuenta de lo que realmente soy