Me encanta la lluvia




Habitualmente suelo crear entradas con cosas que me disgustan, que me mosquean, mis manías y otras cosas que parecer ser que me hacen parecer un viejo quejica lleno de achaques e insoportable. Así que para remediarlo, hoy toca lo contrario. ( te lo dedico chuso! )

No entiendo a la gente que corre cuando empieza a llover, no a la que hace deporte, sino a la que huye para no empaparse.

A mi me encanta mojarme, me encanta llegar chorreando a casa. Siempre que empieza una tormenta me cruzo con los vecinos que corren a cobijarse mientras yo salgo a mojarme. Incluso a mi perra he conseguido contagiarle esa pasión por el agua, eso sí, al aire libre, porque como todo buen perro si nombras la bañera huirá a esconderse debajo de la cama. Pero si es en la calle se vuelve loca, todo lo que es capaz de abarcar con la mirada es sólo para nosotros, para revolcarse en el césped mojado, para perseguir caracoles (verídico ) o para divertirse en una pista de skate lo suficientemente escurridiza.

El agua de la lluvia hace florecer las ideas, ralentiza el tiempo y ensordece los sonidos haciendo que cada segundo se alargue en cada charco. Esa sensación te hace sentir que formas parte de todo, del universo, porque, la lluvia no es lluvia si alguien no se moja. Si no la sientes es sólo algo que ocurre detrás de la ventana, en otro mundo al que quizás decidas cruzar, pero sólo cuando aparezca el sol.

Nunca cogeré un paraguas al salir de casa porque entonces... no me mojaría.

Para el que no conozca la continuación de la frase, dice así:

Si no puedes deslumbrar con brillanteces al menos desconcierta con gilipolleces

Puede que este blog no te deslumbre, pero... al menos habrás pasado un rato pensando hasta darte cuenta de lo que realmente soy