Abre los ojos...



Y despues de tanto tiempo sin un sólo segundo para mí, vuelvo. Con más tiempo del que quisiera, con todo el tiempo que cambiaría por seguir sin tener un sólo segundo para mí.

Y lo hago confundido, totalmente convencido de que ciertas personas no deberían existir en el mundo, no sólo porque carecen tanto de valor que son negativas para los demás, sino que además se dedican a destruir todo a lo que se acercan, representando el papel de víctimas del destino y de la mala suerte. Personas egocéntricas, que piensan que la vida les debe unas cuantas, cuando tienen una vida vacía, desequilibrada, pero suficientemente inteligentes o absolutamente cobardes como para no atreverse a afrontar las consecuencias de sus juegos, y prefieren sin remordimiento ninguno jugar hasta perderlo todo, en cabeza ajena eso sí.

Lo mejor de todo es que, susurrándote, una rubia y otra morena como el yin y el yang pero sin parte positiva, acercándose a cada uno de tus oídos para que no puedas escuchar nada más, como el seseo de una serpiente, acaban por conseguir que destroces tu vida mientras le das las gracias porque sólo ellas piensan en tí, y tú se lo agradeces...

Para el que no conozca la continuación de la frase, dice así:

Si no puedes deslumbrar con brillanteces al menos desconcierta con gilipolleces

Puede que este blog no te deslumbre, pero... al menos habrás pasado un rato pensando hasta darte cuenta de lo que realmente soy